[Este texto es la continuación de "Atavismos del futuro"; no es del todo inteligible si previamente no se leyó el anterior]
Segunda parte: el master pávico
Durante el siglo veintitrés, la tecnología cibernética se hace cada vez más precisa y más pequeña. Los microbots son como pequeñas e invisibles plagas de insectos (insectos artificiales, insectos de metal) que vuelan en el aire. A principios del siglo veintitrés, esos microbots tienen el tamaño de un cuanto de materia y ya no necesariamente están controlados por un ordenador. De hecho, se reproducen por sí mismos. Son más pequeños que un átomo. Y pueden combinarse para formar casi cualquier cuerpo: pueden configurar la estructura del átomo de oxígeno y convertirse en aire respirable. Pueden convertirse en cafetera, en mujer sensual o en un clon del planeta Júpiter. Si un ordenador los induce a combinarse de determinada manera, ellos lo hacen. Algunos robots ingenieros pueden, con su voz, obligarlos a obedecer y acomodarse de una u otra forma. De esa manera, un ingeniero puede pedirle a una serie de microbots que se conviertan en un implante para tu cerebro. Así, gracias a las vibraciones que induce un robot ingeniero, tendrás un cerebro implantado formado por una miríada de microbots. Sencillo, ¿verdad?
Segunda parte: el master pávico
Durante el siglo veintitrés, la tecnología cibernética se hace cada vez más precisa y más pequeña. Los microbots son como pequeñas e invisibles plagas de insectos (insectos artificiales, insectos de metal) que vuelan en el aire. A principios del siglo veintitrés, esos microbots tienen el tamaño de un cuanto de materia y ya no necesariamente están controlados por un ordenador. De hecho, se reproducen por sí mismos. Son más pequeños que un átomo. Y pueden combinarse para formar casi cualquier cuerpo: pueden configurar la estructura del átomo de oxígeno y convertirse en aire respirable. Pueden convertirse en cafetera, en mujer sensual o en un clon del planeta Júpiter. Si un ordenador los induce a combinarse de determinada manera, ellos lo hacen. Algunos robots ingenieros pueden, con su voz, obligarlos a obedecer y acomodarse de una u otra forma. De esa manera, un ingeniero puede pedirle a una serie de microbots que se conviertan en un implante para tu cerebro. Así, gracias a las vibraciones que induce un robot ingeniero, tendrás un cerebro implantado formado por una miríada de microbots. Sencillo, ¿verdad?
Supongamos que ya tienes todo lo necesariao para la visión polaroide: los explantes y los implantes. ¿Qué ves? Ves todo en un ángulo de trescientos sesenta grados. Ves detrás de tu cabeza, ves tu cabeza, ves lo que ven tus ojos y ves lo que ven miles de ojos a cientos de kilómetros por encima de tu cabeza.
Tu visión polaroide se coordinará con la visión de un satélite omnisciente. El satélite es una cámara consciente que ve todo lo que ocurre en la superficie de la Tierra y todo lo que ocurre en el sistema solar y en el sistema de Próxima Centauri. Tendrás la visión simultánea de todo aquello a lo que la cámara tiene acceso. Es como ver a la vez todos los canales de cable, desde la perspectiva de todos y cada uno de los actores de cada filme o documental, y desde todos los ángulos posibles. Es un áleph que te muestra lo que ocurre en simultáneo. Lo que ves –todo lo que es posible ver- lo ven todos los hombres, todos los robots, todos los ingenieros, todos los ordenadores fijos y todos los proto.
Tu visión polaroide se coordinará con la visión de un satélite omnisciente. El satélite es una cámara consciente que ve todo lo que ocurre en la superficie de la Tierra y todo lo que ocurre en el sistema solar y en el sistema de Próxima Centauri. Tendrás la visión simultánea de todo aquello a lo que la cámara tiene acceso. Es como ver a la vez todos los canales de cable, desde la perspectiva de todos y cada uno de los actores de cada filme o documental, y desde todos los ángulos posibles. Es un áleph que te muestra lo que ocurre en simultáneo. Lo que ves –todo lo que es posible ver- lo ven todos los hombres, todos los robots, todos los ingenieros, todos los ordenadores fijos y todos los proto.
Ahora te voy a contar algo sobre la naturaleza de la luz.
Estás acostumbrado a que la luz tenga una fuente. En tu época, los objetos son iluminados por lámparas o por el sol. En el año 2250, si tienes visión polaroide, los mismos microbots te inducen una imagen mental de los objetos que te rodean, aun en plena oscuridad. Ni siquiera te hace falta abrir los ojos; en uno de los cerebros artificiales que te habrá implantado el ingeniero cuántico, tendrás almacenada toda la información de las cosas que te rodean, con una vivacidad y detalle que superan millones de veces a la de tus ojos actuales. Tendrás la sensación de que las cosas son iridiscentes; es decir: emiten su propia luz. Todos los objetos del mundo y de fuera de él, están iluminados desde todos los ángulos posibles. Incluso en su estructura microscópica. Lo que debes hacer, en todo caso, es pensar las imágenes que están alojadas en tu cerebro artificial y ya lo estás viendo. ¿Quieres encontrarte con un amigo y deseas saber si él está en Marte? No debes llamarlo; busca en tu cerebro implantado, trata de localizar la imagen de tu amigo y verás si está allí o no. Los descubrimientos y las búsquedas no se hacen a través de sistemas explantados, sino a través del escudriñamiento del propio cerebro. Si quieres conocer París, por ejemplo, la imagen de la torre Eiffel que tienes alojada en tu mente es mucho más perfecta que el hecho de estar allí observando la torre. El turismo consiste en un turismo mental: te sientas y buscas en tu mente cómo es tal o cual lugar.
Ahora bien, Jorge Mux. En el año 2007 llevas ese nombre y esa identidad, pero siempre tuviste la sospecha de que algo extraño ocurría en tu cabeza.
Ahora bien, Jorge Mux. En el año 2007 llevas ese nombre y esa identidad, pero siempre tuviste la sospecha de que algo extraño ocurría en tu cabeza.
Debes saber algo: el yo que serás tú en el año 2253, no es este yo que es en el año 2007. Serás otro yo, muy superior a ese. Muy superior a cualquier yo humano. Serás este yo que te está hablando. En cierto modo, esta información es redundante, porque estoy hablando conmigo mismo.
Te dije que los masterbots pueden inducir a la materia para que cobre una determinada forma. Te dije que estos masterbots pueden, gracias a un tipo especial de vibraciones, generar átomos y estructuras a partir de los cuantos.
Pues bien: uno de estos masterbots combinó los cuantos de materia de una manera como jamás se había hecho. Inventó nuevos tipos de materia: los pavios.
Los pavios son una nueva generación de entes. No tienen estructura atómica y no se comportan como los objetos materiales. De hecho, como se encuentran a frecuencias muy diferentes de cualquier objeto, pueden atravesarlos como si fueran fantasmas. Pueden romper el tiempo y el espacio, porque no están sometidos a sus leyes. El pavio no ocupa espacio, pero está en todas partes. No se modifica con el tiempo, pero está en todos los tiempos. No tiene colores, no posee una forma física determinada (una forma clásicamente física); es una sustancia etérea que navega en una especie de para- universo.
Pues bien: uno de estos masterbots combinó los cuantos de materia de una manera como jamás se había hecho. Inventó nuevos tipos de materia: los pavios.
Los pavios son una nueva generación de entes. No tienen estructura atómica y no se comportan como los objetos materiales. De hecho, como se encuentran a frecuencias muy diferentes de cualquier objeto, pueden atravesarlos como si fueran fantasmas. Pueden romper el tiempo y el espacio, porque no están sometidos a sus leyes. El pavio no ocupa espacio, pero está en todas partes. No se modifica con el tiempo, pero está en todos los tiempos. No tiene colores, no posee una forma física determinada (una forma clásicamente física); es una sustancia etérea que navega en una especie de para- universo.
El pavio nació gracias a que un masterbot indujo vibración en los cuantos. Lo que nosotros hemos construido es un masterbot pávico: un ser que pueda redireccionar al pavio y convertirlo en otro tipo de materia, muy superior al pavio y al átomo.
Ese masterbot pávico, señor Jorge Mux, eres tú.
Un masterbot pávico no está atado al tiempo o al espacio, pero se manifiesta en algún tiempo y en algún espacio determinados. El momento y lugar en que nuestro masterbot pávico decidió manifestarse fue en tu persona, Jorge Mux. Es decir, entre el 31 de enero de 1974 –tu fecha de nacimiento- y el 16 de septiembre de 2031 –tu fecha de defunción.
Cada pensamiento, cada movimiento, cada cosa que haces en tu vida, genera una vibración cuántica en el futuro; una vibración que está en consonancia con el pavio. Todo en tu vida tiene significado; toda tu existencia es un código transuniversal.
Por eso te estoy contando esto: porque, al enterarte de lo que provocas en el futuro, te estoy induciendo a que provoques aun más cosas. Te estoy induciendo a que provoques determinadas cosas, porque yo sé lo que vas a hacer cuando te enteres de esto.
Por eso te estoy contando esto: porque, al enterarte de lo que provocas en el futuro, te estoy induciendo a que provoques aun más cosas. Te estoy induciendo a que provoques determinadas cosas, porque yo sé lo que vas a hacer cuando te enteres de esto.
¿Para qué te hablé del futuro, si morirás de cáncer en el año 2031?
Bien, tú, como masterbot pávico te volverás a manifestar en el año 2253. En ese año, aparecerás siendo Jorge Mux, ya adulto, como si vinieras de la nada, pero con todos los recuerdos y la identidad intacta. Será una continuación de tu vida. Recordarás haber muerto. Entenderás que has revivido y que te has vuelto a manifestar. Te recogeremos, te daremos todo el soporte necesario para llevar una vida humana y de a poco los masterbots te irán transformando para que te conviertas en mí. Yo soy el producto de tu identidad descarnada; soy la contracara pávica de tu existencia. Yo vivo tu vida desde afuera del tiempo; soy una especie de súper entidad trascendental.
Y mi nombre sigue siendo Jorge Mux.
5 comentarios:
Quiero la película ya
Simplemente genial. Acuariano loco.
Nació en el 74, Jorge Mux? Es usted un niño, yo lo hacía mas grande!
Muy bueno lo suyo don Jorge Julio Verne Mux. ¿Quien dice que no puede ser? Muy bueno pero con un pequeño detalle, si como Ud dice tendrá tantos ojos y todos los tendremos, habrá que cambiar las costumbres y aceptar la poligamia ya que no habría forma de ocultar los engaños. Para cuando el libro con sus cuentos?
Como siempre, muy bueno.
Ni en un cuento me animaría a establecer la fecha de mi propia muerte. Quizás Ud. lo haga porque tiene tanto por delante...
Saludos,
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