Hay un hombre que, desde el día que nací (el treinta y uno de enero de mil novecientos setenta y cuatro) hasta hoy, estuvo siguiendo mis pasos sin saber a quién seguía y rastreando cada uno de mis movimientos sin conocerme.
Un hombre que encontró un enigma sumamente sutil e imposible, y gracias a la finísima trama de hipótesis que tejió con paciencia, durante treinta y tres años, llegó anoche a mi domicilio.
Ese hombre -de barba, unos sesenta años- tocó timbre ayer a las nueve y media de la noche y yo lo atendí con cierto fastidio, porque estaba cansado y no quería visitas. Mucho menos de desconocidos y a la hora de la cena.
- Jorge Mux – dijo.
- Sí, qué quiere – contesté con impertinencia. El hombre murmuró algo, sin responder.
- Me llamo Ricardo Zingla. – balbuceó, finalmente- Desde hace tiempo quería conversar con usted, pero aun no era el momento. Tengo algo importante para decirle.
Por lo general, un preludio como ese me inquieta o suscita mi curiosidad. Pero el tono misterioso de este hombre –y mi cansancio- lo único que lograron fue exacerbar mi desconfianza. Además, tenía la impresión de que, si mostraba algo de interés, el viejo me iba a tener un buen rato contándome estupideces. Por eso resolví preguntarle:
- ¿Me lo puede resumir?
- Primero, necesito que me crea. ¿Puedo pasar?
Me pareció un pedido tan inoportuno que reaccioné enseguida con un “no” enérgico. El hombre, ante eso, abrió un bolso y sacó la página doblada de un diario viejo.
- Mire esto y después me cuenta.
En la hoja no había nada interesante. Un papelucho amarillento, de la sección Avisos Clasificados del diario “La Nueva Provincia”, de hace muchos años. Leí algunos de los avisos sin encontrar algo extraño y temiendo que este desconocido aprovechara mi distracción y la puerta abierta para meterse en casa.
- ¿No se da cuenta, señor Jorge Mux?
Seguí mirando y tuve que reconocerlo. El papel no me decía nada.
- El recorte pertenece al día en que usted nació. Fíjese la fecha.
Era cierto. Treinta y uno de enero de mil novecientos setenta y cuatro. Me asombró que el hombre supiera mi fecha de nacimiento y que, además, conservara una hoja del diario de ese día.
- Eso no es todo, claro. Mire este aviso.
Señaló uno del rubro “mensajes personales”. Allí alguien había dejado estas palabras:
Hoy comienza la aventura.
- Sorprendente, ¿no?
No entendía. “Hoy comienza la aventura”, repetí para mí.
- Se refiere a su nacimiento, señor Jorge Mux. La aventura de su nacimiento. La aventura que sigue hasta el día de hoy y cuyo secreto está a punto de develar. Perdón, estamos a punto de develar.
El aviso no tenía firma y no parecía dirigido a nadie. El tono sentencioso y casi apocalíptico del hombre me inquietó un poco.
- No entiende nada, ¿Verdad? ¿Por qué no me deja pasar así le explico? Es sólo un par de minutos. Se lo aseguro. – insistió- A menos que quiera saber más. Pero no le llevará nada. En serio.
Me convenció con lo de “un par de minutos”. Lo dejé pasar y le convidé vino. Aceptó.
- Déjeme mostrarle algo sobre una mesa. ¿Puedo vaciar el bolso sobre la mesa, señor Jorge Mux?
- Claro.
Del bolso sacó muchas amarillentas hojas de diario.
- Mire.
Otra hoja de avisos clasificados. En el rubro “Mensajes personales”, decía:
De una vida por delante.
- ¿Lo ve? Y ahora mire la fecha…
El diario era del treinta y uno de enero de mil novecientos setenta y cinco. Es decir, cuando yo cumplía un año.
- ¿Entiende lo que le quiero mostrar? ¿Usted se da cuenta?
Algo alcanzaba a entrever. Pero preferí que Zingla me lo dijera claramente.
- Alguien estuvo publicando un mensaje breve, críptico, en el diario local, todas las fechas de su cumpleaños, señor Jorge Mux. ¿Hace falta que le diga que en ese pequeño mensaje anual alguien está escribiendo, de manera anticipada, la historia de su vida?
Miré todavía sin creer. ¿Por qué Zingla suponía que se refería a mi vida? ¿Por qué no pudiera ser una publicación al azar? ¿Cómo sabía él que esa frasecita críptica era publicada solamente el día de mi cumpleaños?
- Señor Jorge Mux, yo hice una investigación. No crea que caí aquí, hoy, de casualidad. Que yo esté acá, señor Mux, para revelarle todo, es parte de un plan mayor. Un plan magnífico, de alguien que lo conoce muy bien a usted y que me conoce muy bien a mí. El día en que usted nació leí el diario por completo. Cuando digo por completo, es eso: por completo. Mi memoria es –era- prodigiosa hace treinta años; todo lo que leía me quedaba. Y me quedó la frase, desconectada, sin sentido, que decía: Hoy comienza la aventura. Todos los días, durante un año, leí el diario y no recuerdo ninguna frase similar. Pero justo un año después, leí otra frase que, en sí misma era totalmente incongruente. Y esa frase decía: De una vida por delante. Le recuerdo, mi memoria era prodigiosa. En ese entonces, no reparé demasiado en la posible conexión de esas dos frases, a un año de distancia. Pero los años siguientes, cuando usted cumplía dos, tres, cuatro, cinco años, entendí que ahí había un código. Fíjese lo que decía en cada año:
(0) Hoy comienza la aventura
(1) De una vida por delante
(2) De aquel noble y tierno infante
(4) Cuyo alma caminante
(5) Nuevas palabras augura.
- Hasta aquí, una sorprendente coincidencia. Pero fíjese lo que salió publicado cuando usted cumplió seis años. Y cuando cumplió siete:
(6) Una oscura berenjena
(7) Tierno monstruo en la penumbra
- ¿Y? ¿No le dicen nada estas palabras? “Nuevas palabras augura” ¿No le hacen pensar en Exonario? “Oscura berenjena, tierno monstruo…” Vamos, hombre.
Estaba asombrado, apabullado y un poco confundido. Pero allí no terminaban las revelaciones.
[Esta historia continúa]
jueves, 8 de noviembre de 2007
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13 comentarios:
Si se demora más de una semana -y mire que soy generoso y le estoy ofreciendo una semana- en publicar una segunda parte, me costearé un viajecito a la Bahía Blanca y le prendo fuego al rancho.
Con todo respeto, por supuesto.
Espero que no pretendas revelar el secreto de la Logia, Jorge.
The Bug: la segunda parte ya está escrita; no la quise publicar ahora porque era muy extensa, porque quise generar un suspenso de telenovela y, por supuesto, porque quiero tentar a que me quemen el rancho.
No-Iota: Shhhh.... No diga nada.
Leí lo que escribes
que pluma feroz
no siempre es mejorge Luis Borges
que vos
¡¡¡¡¡¿Una semana????!!!!!
¿En serio Ud. cree que yo puedo contenerme SIETE largos días????
Por favor, le ruego que lo reconsidere... :D
El 30 de enero de 2008, si yo fuera usted, iría a las oficinas de La Nueva Provincia, a solicitar que publiquen, en el diario del día siguiente (el 31) unas líneas en la sección "Mensajes personales", y en ellas redactaría su deseo, aquello que usted más anhela. Tal vez, así, le gana al destino. Usted se lo merece.
http://www.infobae.com/contenidos/348256-1100795-0-El-pedido-indecente-un-ginec%F3logo-una-paciente
-indecente-un-ginec%F3logo-una-paciente
(pegue las dos partes)
ahhh, yo me imaginaba que ud era una celebridad desde su mas tierna infancia...lastima ese diario,la nueva provincia..eh?
Vean la recomendación de Atenas, Gepu (Con copiar el link del primer comentario, suficiente; no hace falta lo de abajo)
Yerbanohay: en esta hermosa, hermosa ciudad, el único diario que hay es ese... Eso habla de cómo es la mayoría de los bahienses.
Una oscura berenjena
tierno monstruo en la penumbra
una busqueda ajena
de insólitas y amenas
perplejidades apenas
sospechadas, alumbra.
Sr Mux! adelante un par de dias la publicacion!! por favor! por favor!
AAAAARRRGH!
Justo que se estaba poniendo bueno!
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