Y - Señor Mux, se está demorando más de lo pactado... ¿Es que ya no piensa darle continuidad a este blog? ¿Acaso cree que lo hecho es suficiente?
Y - De ninguna manera. Existen excusas muy razonables por las cuales sólo podemos entregar este texto autorreferente y lavado. Una de esas excusas, si me permite, es que no puedo encontrar las palabras adecuadas. Lo cual, según tengo entendido, es una actividad que nos corresponde a ambos.
Y - Es verdad; parece que la imposibilidad de una sintaxis aceptable y la poca coordinación de un cierto cúmulo de ideas hacen que todo el intento se vea entorpecido. ¿Qué hay de esa historia de los mozos?
Y- Los mozos tendrán su historia.
Y - Cuéntemela un poco. Recuerde que nos están leyendo. Pocos, pero nos están leyendo.
Y - Bueno, la idea es más o menos así: en los años que trabajo como disc jockey, descubrí que en la mayoría de los servicios de lunch, los mozos son despreciables. Casi nunca me dan de comer, y parece que se ofendieran si les pido un vaso con agua.
Y - Si me permite, don Mux, parece una historia en la que se cuenta una experiencia sumamente biográfica y poco interesante. ¿Pensaba desarrollarla, o acaso eso era todo?
Y - Se me había ocurrido contar casos concretos y centrarme, principalmente, en las pequeñas alianzas y negociaciones que debo hacer en una fiesta para poder comer algo.
Y - Olvide ese tema, por ahora. Hay otros.
Y - Sí. El del niño pequeño que se ríe por la noche. Y el padre descubre que el niño habla con otro niño -invisible- que está en el cielo raso. Una pequeña historia de terror con un final escalofriante.
Y - Recuerde que no puede engañarme, don Mux. Yo conozco esas historias y, si algo sé, es que ninguna de las que me ha contado tiene un final. En muchos casos, sus finales van surgiendo a medida que se desarrolla la trama. Como si el tejido narrativo le diera pistas acerca de sus posibles desenlaces. Ahora bien, ¿cuáles son sus excusas por no haber publicado a tiempo? ¿No es que usted iba a publicar un texto por semana?
Y - Necesariamente, esa promesa iba a romperse algún día. La excusa es muy simple: las tramas están allí, esperando a ser desarrolladas. Pero falta cierta disposición mental para ello. Es como si en este tiempo me hubiera invadido una parálisis conceptual. Por ejemplo, no sé cómo encuadrar la historia de los mozos. ¿Comienzo contando mi trabajo como disc jockey, otra vez? ¿O simplemente hablo desde una tercera persona que observa cómo me tratan los mozos? ¿O doy una descripción más o menos detallada de cada uno de los trabajadores de una fiesta (el fotógrafo, el camarógrafo, la decoradora) hasta llegar a los más despreciables (los mozos)?
Y - Le puedo dar algunas sugerencias, señor Mux. Usted sabe cómo se arma la historia: se comienza de cualquier manera; todas las opciones que propone son válidas. Lo importante es que haya... ¿cómo lo llamaríamos?...
Y- Sí, ya sé. Usted se refiere al lubricante.
Y- Exactamente. El lubricante narrativo. Lo que hace que, después de las primeras palabras, la sucesión narrativa se desprenda necesariamente, como una catarata deductiva. Como si cada oración escrita dictara la siguiente. Pero, ¿En qué consiste ese lubricante? ¿por qué no lo tenemos ahora?
Y- Ese lubricante tiene al menos dos componentes. Uno de ellos está en el escrito mismo. A veces, hay sintaxis tan trabadas e ideas tan oscuras que no permiten el correcto funcionamiento de esa hermosa mecánica de la fluidez narrativa. Por eso, he comenzado muchas historias que luego no pude continuar.
Y- ¿Y el segundo componente?
Y - Bueno, el segundo es una mezcla de muchos ingredientes. A veces me siento frente a la computadora con un poco de hambre, de sueño o -lo más frecuente- mareos y calor. A veces tocan mucho el timbre. A veces -como me pasa ahora- estoy esperando que se consume una decisión laboral que no depende de mí, pero que me tiene en un estado de ansiosa incertidumbre. A veces tengo tantas ganas de jugar a video juegos que cualquier otra actividad queda en suspenso. Todo eso me distrae. Para poder contar una historia necesito de cierta capacidad de evadirme de mis ansiedades. Y cuando el mundo está demasiado presente, cada palabra que escribo es trabajosa y difícil.
Y- Señor Mux, todo lo que ha dicho es sumamente trillado. ¿Se da cuenta?
Y - Claro que me doy cuenta. Es que ahora estoy, justamente, en un periodo sin lubricante. Mis sensores anti- perogrullo están en baja actividad.
Y - De todos modos es extraño, porque aquí, en este diálogo, podemos darnos cuenta de que todo es trillado. ¿Verdad? Si nos damos cuenta, podríamos no decirlo. O borrarlo.
Y - No tiene sentido borrarlo. Estamos mostrando cómo funciona -de acuerdo a nuestro punto de vista- un proceso mental. Si borramos las partes que no nos gustan, estaríamos omitiendo puntos importantes. Pero usted me entiende, no me ponga en aprietos.
Y - No lo pongo en aprietos, pero ya me estoy hartando. ¿No siente el calor? ¿El mareo? ¿El deseo incontenible de dejar de ser Jorge Mux por un rato, o para siempre? ¿Por qué tenemos que estar atrapados en esta personalidad polarizada y neurótica?
Y - Odio la voz zumbona y moralista de Jorge Mux. De hecho, este texto lo hicimos porque él se sentía en falta con su blog. Mux actúa compulsivamente y movido por la culpa. Esa manera de ser ya me tiene harto.
Y - Hagamos una cosa. Dejemos de escribir y que él se las arregle. No salgamos a defenderlo. ¿Cómo va a justificar este diálogo absurdo entre dos partes de su múltiple esquizofrenia?
Y - De acuerdo. Volvamos a ser un silencioso uno.
sábado, 8 de marzo de 2008
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16 comentarios:
por ahora tengo la mitad del archivo para leer, asique no me molesta que tarde tanto en postear sus historias ^^
Bueno, si se toma un descanso me da tiempo para leer a mi también y ponerme al día.
Anto y Mari: no pienso tomarme un descanso; apenas el mundo tome un par de decisiones que aplacarían mucho mi ansiedad -y esas decisiones tienen que ver con lo laboral-, espero volver ser moderadamente regular con los posteos en este blog.
Jorge es el diálogo de la verdad consigo mismo. Una prueba más de que Jorge es Platón.
Don Mux, ¿se acuerda cuando esa vez me escribió que cuando uno escribe por obligación termina haciendo cosas que no le gustan? No me haga citarle el mail y siga su propio consejo; nadie lo está juzgando.
Saludos.
siempre hay un momento en la vida del escritor, en el que decide hacer literatura sobre su inexplicable posibilidad de generarla.
¿contado en primera persona desde la perspectiva de un sanguchito que anhela ser devorado por el d.j.?
Sr. Mux, estuve tanto voluntaria como involuntariamente desconectada de la blogósfera, de allí mi silencio.
Aprendí algo en el ínterin: la importancia de los tiempos propios.
Espero que el mundo tome la decisión más acertada para Ud. y los suyos.
Quedo a la espera de sus siempre atrapantes posts.
Muchos saludos,
Que cabronazo! Ese comienzo ya interesa. Los mozos resentidos de las fiestas. La del niño que se ríe, también la queremos. Queremos que "de miedo" Denos miedo! Pero bueno, esperamos, no pasa nada. Acumulamos ganas de leerlo. Y sepa que pensamos en usted, sus lectores, aguardamos con el cuchillo y el tenedor, agazapados. Un abrazo grande.
Hoy en día hay inyecciones para las voces, Mux. Vuelva a ser uno, que para ser millones ya está la otra.
Abrazo.
Su blog es muy bueno. Aunque no esté publicando más tengo la suerte de tener una gran cantidad de textos suyos para leer. Saludos.
Otro berenjenal, qué genial!
Es una pena que este juego contingente me acercó ahora, que volvés a unificarte por algún tiempo. Aún así, estaré en la vuelta.
Que todo salga bien!
P.D.: parece que no estmos solos, hay una tercera berenjena a las andanzas por la telaraña cybernética.
Saludillos!
Gracias por visitar mi blog.
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"This post is likeable" !!!
da para tomarlo como insulto!
ah, y yo también quiero leer eso del niño con amigo (?) invisible
Bueno, bueeeeno, bueeeeno...vuelvan a ser uno, o vuelva uno de los dos, o algo, denos algo, por dios!
Y qué tal contarlo desde la perspectiva del mozo? Por que talvez lo que el mozo ve en el discjokey es un triunfador, uno que alcanzó el escalón superior en la jerarquía social de los que atienden fiestas y eventos, un tipo que además sabe de música (SABE DE MUSICA!!) y en un descuido termina acostándose con la Yésica, que está junto a la puerta a cargo de recibir y devolver abrigos y carteras. El mozo sabe que la Yésica no le da ni la hora. Es más, apenas le devuelve una sonrisa gélida cada vez que le lleva sanguchitos de salmón con aceituna. En cambio festeja con el movimiento de sus caderas y una que otra mirada penetrrrrrante, la programación musical del discjokey. Pero el discjokey es muy nabo y no se da por enterado. En fin, el mozo lo odia todavía un cachín más por eso, por nabo... pero sobretodo por aventajado. Porqué qué otra cosa es un discjokey sino un mozo que se cree de mayor pedigrí, eh?
Y bueno, eso, por ahí lo vi yo. Muy bueno su monólogo en estéreo.
Saluditos. Atte: Anónimo
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