martes, 29 de agosto de 2006

El Código Gorrer


No me sorprendí la primera noche que ocurrió. Esteban Gorrer (yo aun no sabía su nombre) atendía en el almacén donde compramos bebidas para la cena. Unos minutos después fuimos en auto al supermercado que queda en la ruta, a comprar más leña para el asado, y Esteban Gorrer estaba atendiendo en una de las líneas de empaque. Cuando volvíamos del supermercado, pude ver fugazmente a Esteban Gorrer sentado a un costado de la ruta a la espera del ómnibus, a cinco kilómetros del último lugar donde lo habíamos visto.

Lo único que pensé esa vez fue: qué extraña coincidencia.

La segunda vez fue más sospechoso. Esteban Gorrer manejaba el taxi que me llevó al aeropuerto de Bahía Blanca. Unos minutos después subí al avión y luego de una hora me bajé en Aeroparque. Esteban Gorrer estaba allí, a ochocientos kilómetros del lugar donde lo había visto como taxista, sólo que aquí trabajaba en uno de los buffet del aeropuerto.

Días después sospeché que había estado frente a uno de esos casos poco habituales conocido como locación múltiple: una persona se encuentra, simultáneamente, en dos o más lugares distintos y vive dos o más vidas diferentes. En esa oportunidad, recuerdo, volví al aeropuerto para conversar con él y preguntarle por esa desconcertante propiedad de ser muchos, pero no lo encontré.

Hace unos días lo ví nuevamente. Estaba de guardabarreras en un paso a nivel en Bahía Blanca. Me acerqué y le dije lo curioso que me resultó su múltiple presencia. “Sí, estoy en muchos lugares”, me dijo con seriedad, pero mirando hacia otro lugar como si el asunto no fuera muy importante.

“Hay una explicación muy sencilla para cualquier caso de locación múltiple – me dijo- : los que aparecemos en muchos lugares somos viajeros en el tiempo.
“Yo viajo continuamente a este tiempo, por lo que no es de extrañar que algunas veces mi presencia se haya superpuesto. He viajado al menos cinco o seis veces a este mismo año y a este lugar; de modo que si busco a los otros cinco o seis avatares de mí mismo probablemente los encontraré. Pero no nos interesa; no vine aquí para reunirme conmigo mismo. Vine para cumplir con una misión puntual en este siglo.

“Yo nací en el año 2143. Pero no conozco nada de ese año; apenas nací me encapsularon y me deportaron cien años atrás. Fui educado por la sociedad argelina en el año 2043. Mi tarea era luchar contra el Mejatératon en el 2087, y para eso me tenía que entrenar unos años antes. Sé que todo esto suena confuso, pero es la verdad.

“En el 2087 se creó el Mejatératon. Una máquina monstruosa que sólo podía ser desactivada por mí. Verás… Dentro de algunas décadas las máquinas sólo responderán a un código. Durante los primeros años, el código es dominado por los hombres pero con el paso de las décadas y la mejora en la tecnología, las mismas máquinas generaron su propio código que sólo ellas podían desactivar. Sin embargo hubo fisuras. Ese código secreto a veces coincidía con la secuencia del código genético de algunas personas, o con las huellas dactilares… El código que sólo una máquina conoce, también puede encontrarse por azar en la combinación de cualquier elemento. El Mejatératon tenía cautivo todo el mundo y sólo respondía a mi voz. Mi voz era su código de mando.

“Pero mis entrenadores cayeron en la cuenta de que sólo con mi voz no iba a poder desactivarlo. En otras palabras, la máquina sólo obedecería a mi voz siempre y cuando fuera repetida muchas veces como un coro. Entonces decidieron mandar muchos avatares de mí mismo a la misma fecha.

“Para eso hicieron un procedimiento muy simple. El día 24 de abril de 2067 me enviaron al año 2087. Dije el código y volví. El 25 de abril volvieron a mandarme al mismo momento del año 2087. Me encontré conmigo mismo (con el yo que había ido hacía un día) y dijimos el código a dúo. Volví una vez más al año 2067. El 26 de abril volví a ir a 2087. El trío conformado por mis yoes de ayer y de anteayer dijimos el código y dominamos a Mejatératon. Repetí la operación cientos de veces hasta que un coro de yoes destronó al monstruo. No me extraña encontrarme conmigo mismo; como verás para mí es lo más natural que hay.

“Ahora estoy aquí, en el año 2006, porque mis jefes de la sociedad argelina del año 2067 han descubierto que mi voz es un decodificador universal. Y tenemos datos fehacientes de que ahora, en pleno 2006, hay una persona que es decodificadora universal. Está en Argentina. Mi tarea es encontrarla para una misión en el año 2436, época en la que, en la Tierra, ya no habrá máquinas en el sentido usual del término y las estructuras inteligentes que la habiten sólo pueden ser contactadas a través de un tipo especial de codificación. Desde ya le digo que, en el 2436, no existirán los humanos tal como los conocemos ahora.

Mi viaje más lejano y extraño fue al año 116.987. La Tierra es un desierto lleno de desconocidas figuras fantasmales, como si fueran proyecciones de imágenes en tres dimensiones. Lo que más me asustó de ese año fue que en el cielo la configuración de las estrellas no me resultaba familiar. Y el sol del día era distinto; tenía una tonalidad violácea y quemaba como una estufa de cuarzo. Sentía que estaba en otro planeta.

“¿Cómo es Mejatératon? Su nombre viene del griego “Mejané” que significa “maquinación” o “abominación” y del griego “Teratos” que significa “Monstruo”. El Mejatératon es una criatura hermafrodita con la belleza perfecta de una mujer y el atractivo seductor de un hombre. El Mejatératon es un monstruo de sensualidad que cautiva a las personas con su figura, sus aromas y su voz. Y parece una ironía que mi voz avinagrada sea el único freno para que la humanidad no quede estúpida frente a su poder.

“¿Cuál era el código?... No sé si hago bien en decírselo. Había que repetir tres veces “monstruosyberenjenas”.

“¿Cómo se llama la persona que buscamos en Argentina?... Señor Jorge Mux, la persona es usted. Espero que esté preparado. Esta casilla de guardabarreras es, en realidad, una máquina del tiempo. Si se queda conmigo un rato, tomamos unos mates y pronto se contactarán con nosotros desde el año 2067. Cuando se encienda esta luz -me señaló la lamparita de 40 watts de la pequeña oficina- usted no respire, porque habremos empezado el viaje.

La lamparita se encendió diez segundos después porque yo, accidentalmente, me apoyé sobre la tecla.

7 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Jorge, estimado Jorge:

Primero, te creo lo que te hayan cortado el gas, pero esto ya parece mucho...

Segundo. ¿Por qué siempre te respetan tanto los personajes de tus cuentos? No es muy real eso; no te ofendas, pero recordá lo que te digo el muchacho de la leña que tenía la novia con voz de camionero.

Tercero. Me gusto el personaje del Mejatératon.

Cuarto y descolgado. ¿Viste "The Time Machine? Tengo las dos versiones. Si querés pedímelas.

Quinto y descolgadísimo. Volviendo con el tema de la metafísica y lo racional, recordaras que Kant crítica en KrV a la Psicología Racional. Ésta en el paralogismo correspondiente a la modalidad de cantidad afirma que el alma es una, o númericamente idéntica, i.e. que es la misma en el trancurso del tiempo. Ahora bien, yo me pregunto: en el caso de tu amigo Esteban, ¿se mantendría la unidad del alma en una posición dogmática?

Sexto. No sé si sabías pero te comento igual: Esteban Gorrer fue veedor en mi concurso. Dos veces. No me resulta raro, la cuestión es que yo concurse una sola vez.

Séptimo. Por favor dejá de perseguirme.

Mis saludos.

Juani

Karmelo Restelli dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Karmelo Restelli dijo...

La visión del año 116.987 con proyecciones fantasmas es una síntesis fabulosa.

En cuánto al Mejatératon te puedo decir que la conozco (porque es mujer) y te la puedo presentar, y es cierto, solo responde a una voz, la de su deseo.

Por último, quisiera corregirlo en dos aspectos.

Uno: Los aviones que van de Bahía Blanca a Buenos Aires no llegan a Ezeiza sino a Aeroparque.

Dos: Las casillas de los guardabarreras no son máquinas de tiempo, son teletransportadores intergalácticos de movimiento cuántico.
No es bueno confundir a la gente.

Lucas J. dijo...

Sr Mux, me sorprende que usted este tan desactualizado en cuestiones de viajes espaciotemporales. Hace ya unos cuantos alos (desde el 2050 aproximadamente) que podemos hacerlo... Mire que no quiero que se me caiga un ídolo.

Saludos!

Jorge Mux dijo...

Yo sólo reproduzco las historias que me contó el señor Gorrer; no sé si él me mentía. Lo único de lo que puedo testificar es que Gorrer apareció en muchos lugares a la vez. Y, para mi inquietud, no es el único que tiene esta extraña propiedad.

Sí, tiene razón el señor Restelli; desde Bahía Blanca sólo se llega a Aeroparque. De modo que yo no estaba en Ezeiza. El problema es que cuando viajo nunca sé dónde estoy hasta que llego al hotel y me aclimato por tres o cuatro días.

Anónimo dijo...

Feliz día, Jorge!
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_5301000/5301380.stm

Gracias por hacer más interesante a la web!

Anónimo dijo...

Me parece que habría que aclarar algunas cuestiones para poder aceptar la historia del señor Gorrer. Le creo, Mux, eso de que lo vio en muchos lugares. Lo que no puedo creerle es que se pueda ir al mismo tiempo varias veces y estar ahí de antemano. Cuando uno va al futuro una vez, y otra, y otra, la primera vez que fue, ¿ya se encontró con todos los avatares que van a ir luego? Es decir: si vas diez veces, la primera vez ya deberías encontrarte con los diez que van a ir. Todo esto es muy confuso.
¿Qué pasó después de que se encendió la luz?