lunes, 31 de julio de 2006
Cielo vacío
Tengo que apurarme para postear este texto.
El asunto es así: si Dios existe, no debería permitir que este texto sea difundido porque cuestiono su propia existencia en términos en los cuales, a mi juicio, se vería comprometido si no realiza una intervención milagrosa para despejar esas dudas. Si él no sale en defensa de su propia existencia, entonces mis razones para dudar son totalmente válidas.
El juego que propongo es el siguiente:
Si Dios existe, entonces no debería permitir que se publique este texto por ningún medio.
Si Dios no existe, no me impedirá publicarlo (porque no puede sentirse ofendido)
Si usted no es Dios y está leyendo esto, significa que Dios no existe, o no tiene los atributos que le asigna la tradición judeocristiana.
(Hay algo de prestidigitación en este razonamiento; pero me resulta extrañamente fascinante. Espero que Dios lo apruebe)
Lo que sigue a continuación es una lista de las razones por las cuales se me hace muy difícil creer que Dios tenga las características que la tradición le ha asignado.
No discuto mitos bíblicos, ni opiniones de la Iglesia sino, basándome en la naturaleza divina del dios cristiano, doy algunas razones por las cuales la existencia de un ser omnipresente, perfecto, infinitamente bueno, sabio e inteligente me resulta difícil de sostener.
Tampoco digo, para continuar justificando mi herejía, que Dios no exista: sólo me parece que no tiene las características tradicionales y que, si existiera, debería ser muy distinto a como lo imaginamos.
1. Las funciones vitales pueden ser mantenidas mucho mejor en cuerpos de silicio que en nuestros frágiles cuerpos hechos de carbono. Si estuviéramos hechos de silicio viviríamos más (podríamos cambiarnos las piezas que no funcionan), no cometeríamos tantos errores de cálculo y podríamos dedicarnos mucho mejor a hacer el bien en el mundo. En otras palabras, si fuéramos de silicio seríamos mucho más libres. Dios, necesariamente, debería saber esto. Sin embargo, prefirió hacernos de carne, a sabiendas de que un cerebro de carbono apenas puede realizar las reacciones eléctricas y químicas que serían necesarias para pensar con fluidez, y que un cuerpo de silicio respondería mejor que uno de carne. O Dios no es tan inteligente, o no tiene propósitos claros para nosotros, o es verdad eso de que estamos siendo castigados todo el tiempo por el pecado de un hombre perfecto original. Quizás Adán era de silicio y Dios lo convirtió en carne después de haber comido la manzana. (De todos modos: ¿por qué se vería tentado a comer una manzana un hombre de silicio?)
2. Las personas se mueren cuando Dios decide que deben morir. Si esto es cierto, ¿debemos pensar que los asesinos son, necesariamente ejecutores de un plan divino? ¿Por qué toda muerte es violenta y no tenemos un “dispositivo para morir” en nuestro propio cuerpo (dispositivo que puede ser accionado por Dios cuando él lo decida y no por un homicida)? ¿Las guerras y las epidemias son, entonces, planeadas por Dios para llevarse al cielo o al infierno un gran número de personas?
3. Hay un plan divino para el universo. Pero hoy sabemos que la entropía, que aumenta cada vez más, parece poner en problemas a esta hipótesis: el universo terminará en la oscuridad absoluta, sin energía ni movimiento, durante un tiempo infinito. Ya sabemos que, dentro de quinientos mil millones de años, sólo existirán las sombras y la quietud. ¿Es esta la obra de un ser inteligente e infinitamente poderoso, o mas bien la obra de un artesano inhábil que dejó su creación librada a un destino fatal?
4. Dios es un ser infinitamente bueno, pero nosotros (siendo finitos) podemos imaginar universos mucho mejores que este que fue creado por Dios (suponiendo que Dios quisiera el bien para sus criaturas).
5. Una clásica perplejidad sin respuesta satisfactoria hasta el momento: ¿Por qué Dios, siendo perfecto, crea un universo imperfecto? ¿No debería heredar cada criatura la propiedad de la perfección?
6. Dios es inoperante. Si algo anda evidentemente mal, él no interviene para modificarlo. Dios es aquel que todo lo permite, siempre y cuando no se violen las leyes físicas (inescrutables) que ha dejado a este mundo. En otras palabras, como entendían los epicúreos, Dios dejó la materia, algunas reglas y luego se desentendió. (Cada tanto, dicen algunos, Dios interviene haciendo milagros. Pero su intervención tiene tan poco peso que me sorprende para un ser omnipotente: permite injustas muertes masivas, pero hace llorar sangre a una estatua de yeso)
7. Si nuestros genes fueron creados por Dios, y él decide cuándo un niño va a nacer con problemas genéticos, cuándo a alguien se le va a desatar un cáncer o cuáles personas tendrán ojos claros o pelo negro, ¿cómo permitió que nosotros influyéramos en su decisión, modificando los genes a nuestro gusto? ¿Por qué no dejó esa variable como un misterio divino, en lugar de ponerlo tan al alcance de nuestra tecnología? ¿No entorpecemos el propósito divino si hacemos vivir a una persona hasta los setenta cuando, por culpa de sus genes defectuosos, debía morir a los quince por una fibrosis quística?
8. ¿Por qué los psicofármacos, una simple aspirina o el tipo de comida que hayamos almorzado cambian la química de nuestro cerebro y, con ello, las decisiones de nuestro espíritu?
9. Si somos los preferidos de su creación, ¿para qué creó un universo tan vasto y tan inhóspito, y nos confinó a este minúsculo grano de arena que es la Tierra?
10. ¿Por qué Dios me permite dudar de su existencia y dar argumentos para ello? Este escrito, ¿no debería desaparecer inmediatamente antes de que fuera difundido? ¿No es la sola duda una inconsistencia muy grande en el plan divino?
Quiero analizar tres frases horribles que he escuchado de boca de algunos cristianos.
a) “Dios aprieta pero no ahorca”. Lo metafórico de esta frase me trae una imagen espantosa: Dios con los brazos alrededor del cuello de una persona, apretándola mucho como en un juego macabro, especulando con que no se va a morir, porque él sabe (como el mejor de los médicos) hasta dónde apretar. Esta frase, además de autocompasiva, es totalmente falsa; Dios aprieta todo el tiempo y a veces ahorca. En otras palabras: a veces, Dios pone obstáculos que no pueden ser superados. Una enfermedad larga e irreversible; la huída ante un león que nos atrapa, la salida de un túnel oscuro al final del cual una cáscara de banana provoca que nos quebremos el cuello. Cualquier muerte estúpida es la horca divina.
b) “Dios se lleva junto a él a las buenas personas cuando son jóvenes” (es la contracara de “yerba mala nunca muere”). Una vez más, otra de esas frases que, en lugar de celebrar la gloria de Dios y su infinita bondad, lo pintan como un ser macabro que pone trampas a la gente buena para llevársela junto a él. Si una persona es buena y piadosa, no importa: por más que acomode la alacena con esmero, Dios empujará un frasco para que caiga en su cabeza. O le pondrá un tumor maligno que reaparecerá después de cada operación exitosa. O le hará reventar el hígado. O se la llevará después de un luctuoso accidente de tránsito, junto con toda su familia ya que estamos. Moraleja: si quieres garantizarte una vida larga en este mundo, haz todo el mal posible.
c) “Dios ayuda a los que se ayudan”. Interpretémosla: cada vez que pones buena voluntad, Dios dispone las cosas para que sucedan. Pero si fuera así, bastaría con tener buena voluntad y llevar a cabo las acciones adecuadas para que las cosas del mundo se encarrilasen. Y sabemos que eso no ocurre. Incluso, Dios suele ayudar a aquellos que no se ayudan y que no deberían merecer ningún tipo de ayuda: el asesino que, por azar (¿una mano divina?), jamás es descubierto. Un ejemplo aun más elocuente: los imperios multinacionales que cuentan con todos los recursos económicos y políticos para someter a poblaciones enteras: aun sin que se lo propongan, ellos tienen un poder sobre el mundo que supera a cualquier esfuerzo de la buena voluntad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
12 comentarios:
Primera ¡ Por Dios !
La idea de un dios caprichoso, despreocupado y hasta excéntrico da por tierra con estas preguntas.
¿Quién te creés que sos, filosofito de cuarta para dudar de las verdades reveladas? ¿Cómo estás tan seguro de lo que afirmás para dudar; por ejemplo: que el universo no tiene ningún propósito o que todo se va a detener alguna vez? Si Dios quiere puede hacer funcionar otra vez el universo y puede hacerte cambiar de opinión. No lo podés contradecir.
Este post capaz que funciona como una maldición: Dios no te va a recriminar directamente, pero sí lo vamos a hacer nosotros que te vamos a estar vijilando.
Sólo puede dudar una persona que tiene fe.
Hay que ver las guerras como parte del plan divino. No es complejo de grandeza; es que nosotros no entendemos las guerras. Si es que Dios es bueno y omnipotente, claro.
El juego no prueba que Dios no existe a partir de la duda; el juego era una apuesta a que este escrito no iba a ser publicado.
Ya sea que no fuera publicado, o que lo fuera (como lo fue), no prueba nada en absoluto porque (de acuerdo a un ya clásico descubrimiento del filósofo Kant): los argumentos, por más perfectos que sean en su construcción, no "obligan" a la realidad a que sea como ellos dicen.
Berkeley, el famoso filósofo irlandés del siglo XVII, escribió un manuscrito en el cual afirmaba que la materia no existía y que ni Dios ni el hombre la necesitaban para que el mundo sea tal cual es.
Una vez Berkeley fue a abrir el cajón donde tenía ese manuscrito y no lo encontró. Lo perdió para siempre. Me gusta leer esto como una ironía divina: Dios dijo: "si la materia no existe, entonces vamos a hacer desaparecer este escrito... porque, después de todo, está hecho de algo que no existe". ¿Por qué no esperar que Dios actuara de esa manera con mi texto (y, seguramente, con los textos de muchas otras personas que cuestionan los propósitos del universo)?
Aclaro algo más: yo no puse en duda la existencia de Dios (no sabría cómo ponerla en duda, y tampoco sabría cómo probarla), sólo puse en duda algunos de los atributos que le asigna el cristianismo.
El silencio divino ante cualquier mancillamiento de su nombre me resulta altamente sospechoso. Cuando escribí ese post, estuve esperando que se me borrara el archivo en alguna inesperada catástrofe informática. No porque pensé que mi texto fuera importante, sino porque quizás Dios iba a actuar de una manera que sólo yo podría leer (si quería) como un signo divino, sin necesidad de milagros.
Jorge, creo que ya me di cuenta de todo.....¿vos sos dios?.
(Ya lo sospechaba antes de este post, eh?)
¿Por qué no el silicio?
El silicio es mas abundante que el carbono, y de igual manera requiere cuatro electrones para completar su nivel de energía superior. Sin embargo los átomos de silicio son más grandes que los de carbono; la distancia entre dos átomos es consecuentemente mucho mayor que la distancia entre dos átomos de carbono. Como resultado, los enlaces entre los átomos de carbono son casi dos veces más fuerte que los enlaces entre átomos de silicio. Así el carbono puede formar cadenas largas y estables, y el silicio no.
Ja, y ni te cuento lo que pasa con el Dióxido de Silicio eh?
Los hombres debieran ser compuestos de esperanza, solo eso resiste a todo.
te parece Karmello?
¡Maldición! ¡Demonios! ¡Te dejo dos minutos de libre albedrio y me hacés esto!
Yo no lo puedo creer... ¡sinceramente no lo puedo creer!
Y eso que tenía planes para vos en este mundo... ¡acabás de echar todo por borda!
¿No pensaste que acepté estar aquí hasta el primero de mayo? ¿No pensaste en MIS responsabilidades?
¿Qué querés? ¿Que te dé super poderes? ¡Demasiado que les dí la duda, maldita sea!
Me defendería de algunas durísimas acusaciones que has expuesto aquí, pero prefiero hacer esto, porque me gusta más: si te resbalás de la bañera, se te corta la luz o cosas parecidas, ¡después no vengas a pedirme nada!
Bien, pienso que la existencia de Dios debería tomarse como un problema de pensamiento lateral. Es decir: ante las preguntas que se hagan sobre él, debería contestarse "sí", "no" o "irrelevante".
Bertrand Russell ha demostrado que, desde la lógica formal, no es posible concebir un Dios omnipotente. Es más: la omnipotencia no existe como cualidad, según el razonamiento de este pensador.
Más allá de la cuestión de si Dios existe o no, ¿por qué pensamos que este universo pudo haber tenido un creador? ¿Qué nos aferra a esa idea, salvo la fe? Podríamos hilar más hondo: ¿Por qué se despierta esa misma fe en nosotros? ¿Y mi fe, es la misma fe del otro individuo o no?
Creo que toda cuestión sobre Dios es irrelevante. Ni siquiera en el dominio de la ética parece tener cabida este Dios que las religiones nos han arraigado tanto. Y todo esto haciendo caso omiso de la cuestión de si Dios existe o no. El problema de la humanidad quizá no sea Dios: el problema es el uso que las comunidades humanas hicieron de Dios o sus distintos dioses para imponer el dominio de ciertas razas o clases sociales.
En cualquier caso, ¿no sería estúpido de parte de Dios, si es que existe, preocuparse por un minúsculo planeta llamado Tierra, que ni siquiera es el centro del universo como se pretendía antes? ¿Podemos admitir la existencia de un Dios chicato?
Hablando un poco más enserio: Dios es una cuestión profunda de la humanidad y, teniendo en cuenta nuestro desconocimiento casi total del universo, una monstruosa ficción. Una ficción que ha servido no sólo para justificar atrocidades sino también para imponer ciertas verdades que pretendían tener carácter absoluto. Eso ya lo dijo Nietzsche.
No creo agregar nada nuevo a la cuestión, pero sí, por lo menos, exponer mi propio pensamiento y dejar que los demás opinen sobre esto.
Yo sí creo que Dios existe, pero no creo que sea perfecto. Me parece que es un ser un poco miedoso, callado, un poco tierno tambien y algo esperanzado en sus criaturas( algo estilo sea monkeys) que seriamos nosotros, pero para nada con todas las cualidades que le atribuimos. Dios existe, y es como los padres cuando somos chicos, pensamos que son todopoderosos, pero cuando crecemos primero le hacemos crisis de rebeldia y despues los miramos con cierta compasion y paciencia.Pienso que Dios se haria mejor si nosotros nos hicieramos mejores. En realidad, no pienso esto, lo intuyo.
Publicar un comentario